Ashly Nadine Fontalvo Manuel
Dahiana Julio Castellanos
Retumba el llanto incesante de un bebé y al instante dos figuras aparecen en escena. Mamá y papá #1 entran al rescate al son del desesperado “arrurrú mi niño, arrurú mi sol”. El público, entre risas por recuerdos de la infancia, empieza a tararear la canción automáticamente como si fuera el hit del momento.

Los trajes en tonos fluorescentes que cubren los cuerpos de un hombre y una mujer empiezan a girar por los aires haciendo piruetas: mamá y papá #2 llegan a ayudar con medidas más drásticas. Las risas de las madres que están presentes en el show son las primeras en escucharse. Poco a poco, todos los espectadores se van contagiando, deseando, casi rogando, el instante en el que el infante por fin descanse en los brazos de Morfeo.
Para el acto final, en una última pero arriesgada maroma, logran impresionar al público que ya está al borde de los nervios. En la cima de la pirámide humana se encuentra Rula, que es la última en recibir el trapo que simboliza al bebé durante toda la obra. Cartucho, papá #1, finaliza diciendo: “Un aplauso especial para Rula, que con cuatro meses de embarazo está aquí haciendo esto con nosotros”. Los asistentes aplauden y chiflan en medio del escepticismo que hay en el aire.
Trayectoria
Alejandra o Rula, conocida así por su nombre de clown, pertenece a la compañía argentina Circo Alboroto y protagoniza el espectáculo El Cuco junto con Mambo, Cartucho y Coqui. Cuando la música se apaga y la adrenalina se disipa, la euforia del show sigue latente en Aleja y con el sudor aún fresco en su frente, la abordamos. Aprovechamos que no está ni con sus compañeros ni con Ramón, su hijo. Un espacio que, años atrás, hubiera aprovechado para sí misma.
Su naturaleza inquieta y las ganas de investigar en nuevas formas de comunicación llevaron a la compañía a desarrollar variadas piezas audiovisuales. Foto por: Santiago Toro Marín
Alejandra Ceciaga, con rulos azabache y una sonrisa gigante, está tan contenta que habla hasta por los codos. Su acento porteño la delata, dándonos indicios del lugar del que proviene. Lo primero que muestra es su barriga de cuatro meses, pero al notar nuestras miradas incrédulas, asegura con la mano en el corazón que es real: “El nene va a salir batido”, señala entre carcajadas.
El Cuco, comenta entusiasmada, no busca contar una historia como tal, ya que la magia circense está en las acrobacias, pero la conjunción entre teatro, humor y circo que nació con la compañía hace 16 años. Es la oportunidad de plasmar la felicidad y el caos que sucede en su cotidianidad.
Familia

Las vivencias del otro las conocen al pie de la letra. Si preguntas sobre Cartucho, lo responde sin titubear. Esta conexión trasciende el escenario, ya que no solo son compañeros de trabajo, sino compañeros de vida. Al igual que Mambo y Coqui, que son mamá y papá #2 en la obra. Cuatro amigos, dos parejas. Y como si fuera poco, el pacto quedó sellado con el nacimiento, al mismo tiempo, de Ramón y Pedro, los hijos de cada par.
No solo comparten su trabajo, sino el amor por viajar y aprender desaprendiendo de la crianza: “Esta obra trata de cómo nuestra familia entró en deconstrucción con la llegada de los hijos. Nos preguntamos cómo ser padres y seguir siendo nosotros mismos. Cómo ceder amor, tiempo y espacio a ese ser que llega y a la vez poder hacer lo que uno quiere”, agrega mientras se mece de un lado a otro a la par de su rápido hablar.
Una familia deconstruide: no solo por su estilo de vida inusitado, sino por su forma de vivirlo día a día. “No soy una devota del lenguaje inclusivo. Lo uso mal, a veces me sale y otras no, pero me parece importante lo que pone de manifiesto”, explica Aleja manejando un equilibrio entre el chiste y la seriedad de sus palabras. Más allá de un mundo no binario, para ella es un tema de reflexión sobre la situación de desigualdad en la que están las mujeres: “Por eso lo usamos en las obras. En algún lado hay que empezar a intentar, por lo menos a ver qué onda”.
Pasión

Pese a que su llegada al teatro fue un tropiezo, su vida dio un giro de 180°: pasó de ser una estudiante de sociología a ser la acróbata estelar. Encontró el amor en todas sus presentaciones: amigos, familia, hijos y esposo. La pasión y la entrega que se percibe al verla arriba del escenario solo es digna de alguien que ama lo que hace. Aunque dijera lo contrario, la forma tan efusiva en la que cuenta su historia y la libertad que abraza cuerpo en cada giro hablan por sí solos. El lenguaje corporal no miente.
Rula se despide de la versión número 54 del Festival Internacional de Teatro de Manizales posando para una última foto: a su lado derecho está Cartucho levantando a Ramón quien se sostiene firme cual acróbata profesional, frente a él está Mambo con el cabello suelto y una sonrisa pícara; a su izquierda está Coqui alzando a Pedro cual porrista en el aire. En medio de todos está Alejandra con la próxima estrella del grupo durmiendo plácidamente en su vientre. Es un recuerdo irrepetible, porque la próxima vez que regrese Circo alboroto a Manizales, tendrán un nuevo integrante.