Daniel Cohn-Bendit (Dani, El Rojo), estudiante de Sociología en la Universidad de Nanterre en 1968, explica cómo sucedió todo a la revista Semana (junio, 1983). Narra que en mayo los estudiantes ocupan el Consejo Universitario de esta institución en protesta por la detención de varios miembros del Comité Vietnam Nacional. Días después, bajo las órdenes del Decano a cargo, la Facultad de Letras de Nanterre es cerrada. Al mismo tiempo, los estudiantes se enfrentan contra miembros de la Federación Nacional de Estudiantes de Francia (de derecha) que acusan a los estudiantes revoltosos de “terroristas”.
La policía desaloja el lugar y detiene a ocho estudiantes, entre ellos a El Rojo. Los detenidos arriban a París para declarar, mientras en la Plaza de la Sorbona se reúnen estudiantes con los ojos de la policía puestos sobre ellos, y termina atentando contra la multitud. Por esta situación, el Sindicato de Profesores y la Unión Nacional de Estudiantes llaman a la huelga para exigir la liberación de los detenidos.
“Los ocho de Nanterre” (así son apodados) declaran ante el Comité de Disciplina de la Universidad; y al salir, se desata otra manifestación que se extiende hasta el Barrio Latino. La violencia de las autoridades promueve la solidaridad en la sociedad francesa. Siguen los días de mayo, de protestas y de sueños.
Fin de los sueños
En junio, con los Acuerdos de Grenelle los obreros logran mejoras salariales. ¿Y los estudiantes? Ellos mostraban en la práctica simpatías por el anarquismo, un rechazo por las estructuras políticas vigentes (capitalistas o comunistas) o por otras estructuras de poder (sindicatos, partidos políticos, iglesias, escuelas, ejércitos…). La mayoría de los obreros no apoyaban ese anarquismo.
Así que obreros y estudiantes, unidos para rechazar al autoritarismo degaullista, estaban separados por otras causas. Igualmente lo que buscaban y lograron por unos días estos estudiantes fue llevar la imaginación al poder, soñar lo imposible, prohibir lo prohibido.